jueves, 10 de diciembre de 2009

Buenos Aires, personal trainer de mis neuronas

Enredada estoy, al igual que muchas, en esta modalidad de compras que campea en todos los shoppings, y que lidera la promoción de los fabulosos descuentos que ofrecen los distintos bancos por el uso de sus tarjetas. Los que amablemente y como buenos chicos, -capaces de compartir locales y clientela-, se han dado en repartirse los dias de las semana, para ofrecer sin molesta competencia, ventajas sin igual. Tanto es dicho furor, que según sea el dia vemos a los mismos comercios, -sin falsos reparos de exclusividad y lealtad-, cambiar mercenariamente a diario los carteles que indican, su local opera con tal o cual tarjeta.
Hace unos dias tuve una visita del interior, a quien, -luego de deslizarme casi como si fuera un dato menor, sus intenciones de efectuar algunas compras de oportunidad-, traté energicamente diría (quizas demasiado arrebatada por los acontecimientos comerciales) de interiorizar en este complejo cronograma de agenda. Donde y cuando podría obtener mayor ventaja segun fueran sus posibilidades, y claro, además de como llegar al lugar de referencia.
Resultó ser éste un plan pretenciosamente exigente para mi pariente politico, el que casi no hacia tiempo, -despues de cumplidas las funciones de trabajo que lo trajeron hasta aquí-, de llegarse al comercio de turno, en una ciudad que además se vió particularmente convulsionada por cortes y manifestaciones de todo color.
Así que mientras yo lo llamaba desde el shopping elegido, tratando de moderar mi tono de voz para esconder mi casi desesperación porque el dia se acababa y con él las promociones que tuvieron lugar, y ahogar así lo que pudiera remotamente parecerse a un reclamo de porqué no estaba donde debía estar, "avistando prendas como yo"?. El mismo en respuesta, acompasaba el tiempo a su tranquilidad, augurando que así sería cuando pudiera.
De hecho, antes de irse y despues que le manifestara mi lamento por lo que creía yo una desventaja, -haber efectuado sus compras a destiempo y una vez muerta la promoción antes viva-, mi allegado muy por el contrario, se manifestó satisfecho con lo adquirido y agradecido por mi ayuda.
Esto me hizo pensar en esta ciudad y sus habitantes!.
Y es que la ciudad con todos sus desafíos y el modo de vida que impone, nos obliga a mantener nuestra máquina cerebral perfectamente aceitada y calibrada para no quedarse atrás en esto de sacar el mayor provecho del empleo de escasos recursos. La palabra es "optimizar".
Aquí hasta el mas humilde de los trabajadores tiene noción de ello. Las circunstancias le enseñaron que el tiempo es poco, las distancias muy largas y aunque la necesidad mucha, su engranaje neuronal discurrirá indefectiblemente alrededor de esta noción, de como acomodar mejor sus recursos. (Aunque a veces puede que gane la necesidad)
Se me ocurre la ciudad como un enorme campo de deportes con barras y paralelas, donde se ejercitan hasta el grado olímpico las neuronas colectivas.
Desde ya que en los lugares mas chicos, sucede que también la función neuronal de sus habitantes se ajustan a la circunstancias locales. Sin embargo puedo afirmar con conocimiento de causa, que los recursos son distintos. El tiempo no es tan limitado, por tanto es innecesario hacer grandes esfuerzos para administrarlo mejor, ni hacer un ranking de actividades para privilegiar en cumplimiento a una sobre otra. Las distancias son cortas, de manera que permite el trazado despreocupado de objetivos, que si de algo me olvido, puedo rapidamente volver sobre mis pasos y procurarlo. La trama social así y todo es compleja. La gente mayormente se conoce, los comercios no son muchos y la competencia no se rige tanto por los parámetros aquí conocidos.
No deben sus habitantes realizar intricadas ecuaciones que tengan en vista la agenda y las ventajas de reintegros bancarios, ni los obligan a seguir infatigables las huellas de las promociones diarias, caprichosas y advenidizas por naturaleza.
La convocatoria comercial de sus habitantes no es tan fluctuante, aunque si un poco antojadiza. No responde completamente a cuestiones de mercado, sino bien a profundos hábitos que tienen mas que ver con la confianza y la lealtad.
Desde que vivo en Buenos Aires mi mente se ha venido entrenado, a los saltos, esquivando, calculando rapidamente, decidiendo y finalmente ejecutando, casi sin darme cuenta. Y hoy puedo casi decir sin remilgos y a la luz de todas estas circunstancias que apunto, que mis neuronas estan en buena forma!.
Recuerdo que al poco tiempo de conocer a RAT, quedé sorprendida por su meticulosa forma de organizar sus actividades. Como anotaba absolutamente todo en su agenda a la que miraba y miraba, haciendo mas anotaciones, resolviendo logisticas y optimizando su dia de trabajo. Me parecía una habilidad increíble por carecer yo de la misma.
Hoy nuestras habilidades y actividades se encuentran naturalmente divididas por afinidad o por elección. Así mientras la cocina es mi territorio y me encargo de la casa en general, RAT es un eximio administrador, además de tener a su cargo las cuestiones de la casa mas "edilicias". El sabe que impuestos y servicios deben pagarse, cuanto etc. Hace listados en excell con todos los gastos e incluso tiene listados estadisticos de cuanto se gastó por los mismos rubros años anteriores. (Si estuviera por las mias, seguramente gastaría mas de lo que tengo).
Yo por mi parte, y haciendo honor al ejercicio diario neuronal, transito por esta ciudad tomando nota mental de casi todo. De donde se encuentran las cosas que nos gustan, de los espectaculos y eventos para ver. Soy la que lleva el registro de una ciudad que ofrece innumerables ventajas, y la que busca minuciosamente el regalo apropiado para cada miembro de la familia.
Confieso que me divierte ser quien, -de conformidad a nuestra división espontanea de tareas-, traiga a casa como aporte, algo del pulso de esta ciudad.
RAT se mueve por sus calles en auto, y como habitante su participación es activa, inmersa, y realmente padece la ciudad. Yo lo hago en transporte público o caminando, y a pesar de que hace años vivo en ella, todavía la observo con cierta extrañeza, como una visitante eterna. La miro y me gusta hacerlo.

2 comentarios:

Maria Laura dijo...

genial !!!!! es asi tal cual ... yo un me pregunto como pude vivir 37 años en la loca buenos aires jaja ahora voy por los tratamientos ahora por los controles del bebe y te juro salgo recorro 2 cuadras y huyo jaj... y eso de las ofertas es tal cual.... jaja... genial ... aca compro lo mismo y mas rapido ...y cuando necesito algo especifico obvio voy a b.a. pero son pocas las cosas la verdad... segui mirando trata de no meterte tanto ... besote grande..

Kickucita dijo...

hola, me presento... soy denominada por mi familia y amigos "la chica descuentos" jajaja es tal cual!!! pero tiene su encanto
besotesss
ki-