jueves, 25 de febrero de 2010

Mi vecina la asesina...(del silencio)

Tengo una vecina que a determinadas horas del día es un fastidio! Expone su vida y habla que parece tener un megáfono en lugar de boca, por el vozarrón que emite!
Pero antes, para tener la situación más grafica, tengo que empezar por comentar como es la disposición de nuestros respectivos hogares.
Resulta, como lo dije en otro post, que vivo en un departamento antiguo, de esos con techos altos, problemas ocasionales de cañerías, espacios generosos, etc, etc.
El balcón del living da al frente, -a una calle muy tranquila por suerte-, mientras que al contrafrente, la habitación, baño y cocina, ventilan a una balcón-galería, angosto y largo, que mira a un patio interno.
Al igual que mi departamento, otras galerías rodean este espacio, encerrándolo hasta la altura de dos pisos, en un abrazo de semicírculo.
El patio que también es largo y angosto, está al cuidado de las porteras, quienes lo mantienen muy prolijo y religiosamente regado. Repleto de plantas con flores, algunos árboles y macetas agrupadas en los rincones, convoca a unos cuantos pájaros en las mañanas soleadas, y a los gatos del vecindario por las noches.
Las galerías, -de las que también penden plantas y hasta peligrosamente algunas ramas que desafían la altura-, se enfrentan unas con otras a una distancia demasiado cercana para mi gusto.
Este encajonamiento contribuye a que el jardín en sombras, brinde una agradable sensación de verde frescura en verano. Pero también contribuye a que ese espacio tenga una acústica especial. De manera tal que cualquier palabra subida de tono o suspiro exhalado con fuerza, se cuela por las ventanas que permanecen discretamente abiertas, para captar un poco de frescura externa.
Mi vecina, -que habita el balcón enfrentado al mío-, es una máquina de generar molestias.
Trabaja en su casa, así que es del plantel permanente del edificio. Parece ser que tiene una actividad extracurricular relacionada con una fundación de perros de la calle, de manera que siempre tiene circulando por su balcón más de una visita ladrante.
Tiene la mesa de la cocina pegada a la ventana, la que permanece abierta de par en par en verano, y entornada hasta la mitad en invierno. Allí come, conversa y ríe con su hermana, se queja, juega y reta a los perros.
Les habla haciendo una voz nasal (como si se tapara la naríz con los dedos) y de a ratos los arenga con unos agudos y estridentes, yuiii! yuiii! A los que le siguen los infaltables ladridos y sus jiii! jiii! (aclaro, no es ja, ja!, sino una risa afectadamente infantil)
Y lo peor de todo, es que elige situarse en el balcón para hablar por telefono. Tiene largas conversaciones de trabajo o con amigos (que estimo, deben ser sordos).
De hecho todo lo que conozco de ella, es porque se lo escuche decir.
No sé si es necedad lo que no le ha permitido percatarse en el tiempo que lleva ahí, -que según mi cuenta es mas de cuatro años-, que esa sensación de intimidad que otorga ese pintoresco “patio napolitano” como lo llama mi marido, es..falsa!
Por encima del apacible jardín, en la soledad de los balcones y detrás de las rendijas de los postigones, hay oídos. Y muchos como los míos, nada sordos e involuntarios.
Supongo que ella verá reforzada esa “sensación de intimidad” en tanto los vecinos estamos retirados de ese espacio. Vale decir, lo usamos, pero no “vivimos” en él.
Ello tiene sus razones. En principio, porque todos a su debido tiempo hemos comprendido que es compartido, y el menos íntimo de todo los espacios del ranking.
Y luego, por el franco avance que esta mujer hizo sobre el mismo, empeñándose en desplegar su vida desde adentro hacia fuera, sin mas límite divisorio que las paredes vecinas.
De momento ahí esta ella. Pensándose sola y mirando la porción de cielo contorneada por los techos del edificio mientras habla por teléfono, invadiéndonos con sus circunstancias.
Del otro lado estoy yo. Rehén en mi propia casa, partícipe forzada de sus asuntos.
Entonces me pregunto: y si fuera cierto lo que nos cuentan las películas? Que tal si cuando me muera no sea mi vida la que vea proyectada, sino la suya?

2 comentarios:

Maria Laura dijo...

jajaj vaya a saber amiga!!! por si las moscas no trates de morirte ...mejor asesina a tu vecina jaj... che mira yo cure de espanto a una vecina en situacion similar dejandole un equipete de musica apenas ella empezaba a hablar por telefono se lo subia que mamita querida ... le gane obvio ... no jodio mas...no se proba... besote grande

Mamaceci dijo...

Si, pensé hacerlo varias veces, pero me da cosita por los demás vecinos. Igula le subo el televisor, le prendo la luz del balcón para que sienta que hay alguien mas y se intimide, pero..
Y bueno! ya se viene el frio.
Besos.